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Desde mi rincón tanatológico.

¿UN SIMPLE SECUESTRO?

Tijuana B.C  a 22 de oct. 2006.

Desde mi rincón tanatológico.

¿Un simple secuestro?

    ¡UHF! Válganme la expresión, pareciera que las noticias diarias ya no nos calaran o nos sorprendieran. Cada vez que se abre un periódico, se escucha la radio o se entabla una conversación en la calle o en un restaurante, el tema de conversación es el secuestro, y hacemos que nos importa o que nos sorprende, pero realmente me pregunto si esto sucede en realidad, estamos sensibles a dichas notas, o solo cubrimos las apariencias o seguimos la charla solo por morbo? Muy en mi interior quisiera que esta ola de eventos solo fuera un sueño o una oleada de moda y que en un momento dado desaparecerá como vino, pero es muchísimo mas serio que eso, y no es que este inventando el agua tibia o el hilo negro, no  señores, este es un fenómeno social que se viene dando en múltiples sociedades del mundo y por diferentisimas causas. En algunas latitudes se realizaron los secuestros para hacer notoria alguna postura ideológica, en otras, se realizaron para mantener algún movimiento armado pro liberación de algún pueblo o para derrocar algún gobierno tirano, y muchas otras razones, pero como que había algún código no escrito, ya que se pagaba el rescate y san se acabo, cada quien a lo suyo y aun que se pagaba el precio de las alteraciones psicológicas y económicas de la familia, no se tenia el temor de un evento secuencial.

     Hay sociedades que tienen décadas viviendo este flagelo y ya hay toda una cultura al respecto, hay negociadores, terapeutas, investigadores, perfilografos del secuestrador, etc., etc., incluso los psicólogos que viven en dicho país y otros, como la antigua Yugoslavia o la Unión Soviética, son los mas avezados en estos temas y son los grandes ponentes en los simposios internacionales acerca del secuestro y el secuestrado, con todas las repercusiones tanto para el, como para la familia. Pero esto va evolucionando y lo que ayer fue algo hasta romántico, en la actualidad hay entrenadores internacionales para realizar secuestros con el fin de desestabilizar a algunos países, y a pesar de pagarse los montos exorbitantes que se solicitan para la supuesta liberación de la victima, los asesinan con una saña inaudita y no solo esto, sino que se ha roto cualquier código de ética, llegando a secuestrar niños, mujeres incluso inválidos o enfermos, llegándolos a decapitar, como enviando un mensaje de lo que se es capaz, atrapando a la sociedad en un secuestro colectivo, que en circunstancias de guerra se podría denominar terrorista. 

     Ahora bien, la serie de cambios, desde el punto de vista psicológico, que sufre el sujeto que es privado de su libertad, como el cambio que sufre la familia del mismo, será un poco el tema de este articulo, ya que el tema por si solo da para escribir libros, ya que tiene un sinfín de aristas por donde desglosarse. 

     Comenzaremos por el entorno; sabemos pues que la industria del secuestro en nuestra región esta dada por grupos que se dedican al  pago de plaza por  ser, esta, una frontera de paso de estupefacientes, hacia los Estados Unidos, pero por un mucho, se ha quedado esta plaza como un mercado muy apetecible para la venta y consumo, ya que es una población de casi 2 millones de habitantes y con condiciones de desarraigo muy importante, hecho que da  puerta a la desesperanza y a la ansiedad. Este asunto del secuestro se ve magnificado puesto que el Estado no ha mantenido la mano firme dando cabida a la incertidumbre y a la impunidad, por lo que se ve influida por el delincuente común que a la luz de los hechos, se atreve a sumergirse en este mundo que solo refleja mayor estado de angustia social.

      Un hecho que se adhiere a la tragedia en si, es el flagelo del secuestro que se vuelve social y solitario, es decir la violencia social esta culminando en un acto deleznable, como es el secuestro, sale en las noticias todos los días, lamentamos que esto este sucediendo y nos angustia de manera colectiva que se de con la frecuencia que se esta dando y con los resultados tan detestables y lamentables, pero a su vez es una lucha individual o familiar, pues por el temor a perder la vida de nuestro ser querido, evitamos la denuncia o bien dar parte a la  autoridad y por ende a la sociedad y por esta razón se vuelve una lucha solitaria entre el miedo y la sin razón, donde varios de los derechos humanos se ven violentados y el rector que es el proveedor de seguridad y bienestar, no lo esta logrando a cabalidad, en este caso el Estado.

     Este hecho genera “el miedo”, pero ya con personalidad, un latir constante dentro del pulso de nuestra ciudad que esta minando todas sus arterias y es un hecho que los integrantes de nuestra comunidad salen a sus trabajos con ese temor internalizado, es decir, el propósito de desestabilizar y aterrorizar se esta logrando poco a poco. Aquí cito un artículo Colombiano, escrito por la sicóloga Olga Lucia Rodríguez y que a la letra dice:  

El miedo al secuestro, fundamentado en hechos reales, se convierte para los individuos en la prueba plausible de la capacidad de trasgresión del agresor. El secuestro parece anunciar a la opinión pública, que es a través de actos contra la población civil como se juega a la violencia, convirtiéndose para la sociedad en el instrumento de presión y de disuasión, que cada delincuente utiliza para avanzar en su propósito. (Suárez 2002)2. El miedo generalizado a vivir esta situación repercute igualmente en la salud mental de la población en general, ya que como Lira (1991) plantea: “El miedo se genera en la subjetividad de sujetos concretos, y como tal es una experiencia privada y socialmente invisible. Sin embargo, cuando miles de sujetos son amenazados simultáneamente dentro de un determinado contexto político y social, la amenaza y el miedo entran a caracterizar las relaciones sociales, incidiendo sobre la conciencia y la conducta de los sujetos”3.

     El  individuo como tal registra el secuestro como una catástrofe superior a sus fuerzas, superior a su capacidad de adaptación y que supera con mucho sus experiencias previas, lo que lo hace sumergirse en una crisis muy intensa que en la mayoría de las ocasiones hace que sufra de manera muy profunda la personalidad del “YO”, es decir la esencia misma de la persona se ve en crisis. Esto se da por la impotencia para defenderse y defender a su familia, por la violación de los derechos fundamentales de la sociedad, en diferentes estudios realizados por la fundación País Libre de Colombia, muestran que el secuestro es un evento altamente traumático, no sólo para el secuestrado, sino para sus familiares, el contexto laboral y la vida colectiva; el aislamiento, la frustración, la rabia, la pérdida de confianza, la impotencia y los sentimientos de venganza, son realidades frecuentemente experimentados por las víctimas de secuestro, máxime cuando los niveles de impunidad son tan altos (Aproximadamente el 80% en los casos de secuestro); en estos casos la privación de la libertad, coloca a diferentes grupos de población en una situación de extrema indefensión e incertidumbre con relación a la vida. En relación con personas que han vivido la situación de secuestro, la experiencia clínica ha demostrado de modo recurrente, que los temores persecutorios provocan hiperreactividad a estímulos que asemejan la situación vivida; en muchos casos esta reactividad, o bien provoca conductas autodestructivas, o de agresión externa (hacia otros), de tal manera que la no canalización de esta agresividad y la generalización de los estímulos externos percibidos como altamente amenazantes, puede llevar a la reproducción de la experiencia de sometimiento vivida, vertiéndola hacia su familia o circulo de influencia, llámese trabajo o empresa, experiencia que se registra de manera subconsciente en la situación traumática (secuestro).

     El secuestro es visto como un hecho violento altamente traumático, que amenaza la integridad física del individuo y genera una respuesta emocional de temor, miedo, desesperanza y horror. El individuo se ve repentinamente privado de su libertad. La amenaza constante a la vida, la posibilidad de ser expuesto a tortura, violencia física o verbal, la carencia de recursos mínimos de higiene personal, la privación del movimiento, hacen de ésta una experiencia límite bastante compleja.

     Ahora bien, durante el cautiverio, los miembros de la familia se ven en la necesidad de modificar sus funciones y empezar a desempeñar tareas que normalmente eran propias de quien está ausente.

     En el caso del secuestro extorsivo, la familia es tanto víctima indirecta como directa de este evento traumático y es igualmente sometida a la amenaza constante contra uno de sus miembros. Viven en un constante sobresalto, esperando ansiosamente que los secuestradores  se comuniquen con ellos para saber que su familiar esta con vida, ya no bien o con salud siquiera, sino solamente vivo, pero temiendo, a su vez, escuchar el timbre del teléfono pues se sabe que no se podrán cubrir las exigencias del secuestrador y se teme de manera instintiva, a la negociación, pues el no lograr cubrir el perfil que el secuestrador desea, puede resultar en la perdida de la vida del familiar.

      En el caso de los cambios de tipo psicológico que sufre el secuestrado, sobre todo la frustración de no poder hacer nada y estar a merced del capricho de alguien que se considera, esta usurpando la vida y toda la capacidad de decisión de su propia victima, se vuelve en una serie de síntomas que se manifiestan tanto en el cautiverio como en el postcautiverio y así tenemos. 

CAUTIVERIO                                             POST-CAUTIVERIO

Ansiedad Fóbica                                            Ansiedad Fóbica

Obsesión – Compulsión                                 Obsesión – Compulsión

Depresión                                                       Depresión

Síntomas Sicóticos

Problemas Psicosomáticos

Ansiedad Generalizada

Paranoia -hipervigilancia                                 Hiperreactividad 

     Todos estos cambios suelen permanecer por mucho tiempo, aun que sea atendida la victima por un terapeuta avezado en el tema, y también tenemos que mas del 10% de las familias entrevistadas, se han distanciado de su familia extendida, por las posibilidades de ayuda negada o retardada, y al enfrentarse de nuevo con la victima de secuestro, se redimensiona el valor de la amistad o del parentesco. Muchas veces la victima soporta la crisis a pie firme evocando recuerdos y valores anteriores al evento, y al comprobar que estos no existen o son muy débiles,  el desengaño aunado a las secuelas mismas del secuestro hace que se tienda una barrera que es infranqueable por muchísimo tiempo, y en ocasiones estas familias nunca se vuelven a comunicar.

     El secuestro genera un reordenamiento en la escala de valores, ya que pone al secuestrado y la familia en contacto con la posibilidad de muerte y recuperación al mismo tiempo. Esta experiencia es vivida como un “morir” y resucitar, y en algunos casos, conduce a restarle valor a lo material, e imprimirle mayor importancia a lo espiritual y lo afectivo. De otro lado, el secuestro confronta sobre la situación política y social del país, y el lugar que cobran los valores dentro de la misma.

     LA IMPUNIDAD EVOCA LA HUELLA DEL VICTIMARIO; REACTIVA EL TRAUMA Y LA RABIA. RECRUDECE LA POLARIZACIÓN Y LA JUSTICIA DE MANO PROPIA.

     En la liberación de la victima encontramos muchísima dificultad para la readaptación a su nuevo estado de vida, pues se trata de cambiar  la etiqueta de secuestrable, cambiándose de residencia e incluso de ciudad, o en nuestro caso , las personas están emigrando fuera de nuestra frontera, llevándose las fuentes de trabajo, los capitales y sobre todo la mala fama de nuestra ciudad a otras latitudes.

     Bueno, creo que es insuficiente este espacio para tratar de describir todo lo que implica “un simple secuestro”, y las secuelas de este flagelo que poco a poco esta destruyendo la armonía y la paz social dejando entrever el grado de descomposición de la estructura de gobierno y la falta de valores de nuestra sociedad y si no tenemos el valor en lo individual y en lo colectivo, esta manifestación mayúscula de la violencia, terminara por destruirnos y trastocando todo, acaso nuestras propias vidas.  

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